Día 7: Visita a Limpio Sur

Acabo mi primera semana en Paraguay haciendo una visita al proyecto Limpio Sur de la fundación Alda. Otra vez tocaba madrugar, a las 7:00 de la mañana, Aldo Mendieta, integrante del equipo del programa Limpio Sur, pasaba a buscarme por las oficinas. Desde aquí tuvimos que agarrar 2 colectivos para llegar hasta la ciudad de Limpio, a unos 35 kilómetros de Asunción.

Durante el trayecto Aldo me fue explicando las características principales del proyecto y de la ciudad de Limpio. Me llamó mucho la atención que me dijera que es una ciudad peligrosa al atardecer. Según me comentó, cuando cae el sol, algunos hombres que no tienen un trabajo fijo o un sueldo, se dedican a robar a las personas que caminan por las calles de Limpio. Lo hacen siempre subidos a una moto y es por eso que se les denomina "motochorros". Se aprovechan de la poca iluminación de las calles de la ciudad y, en caso de que quede alguna farola encendida, la rompen a propósito para empeorar la visibilidad. Según me dijo Aldo, en alguna ocasión han llegado a actuar a las 15:00 horas de la tarde, es decir a pleno sol, así que nunca se sabe.

Llegamos a la escuela Juan de Salazar y allí nos esperaba Dina Caballero, coordinadora del Proyecto Limpio Sur, junto a algunas madres que se están formando como facilitadoras del proyecto.

Al no haber clases estos días debido a las dos semanas de vacaciones de las que disponen los alumnos, me habían preparado un power point explicando en que consiste el proyecto. En él pude aprender que este proyecto se realiza en colaboración con el Fondo Cristiano Canadiense para la niñez y que trabaja con niños de primera infancia y sus padres. Sus programas se centran en tres ejes principales: la educación, la salud y el fortalecimiento comunitario. Además se hace un seguimiento a todas las familias que forman parte del proyecto, se les hace entrevistas para conocer su situación en todos los ámbitos importantes y se hacen talleres con ellos también.

A los niños se les enseña por rincones, es decir, trabajando área por área los aspectos más importantes en su educación. Se trabaja la motricidad, el lenguaje, los números y las letras, la lectura y sobretodo valores de igualdad entre ambos sexos ya que el machismo es, desgraciadamente, una realidad latente en Paraguay. Del mismo modo, se trabaja en aspectos básicos de higiene como podría ser el cepillado de los dientes a diario.

Una vez terminada la presentación nos dirigimos a visitar los asentamientos en los que viven las familias de Limpio Sur. La verdad es que, aunque ya visitara algunos asentamientos el año pasado en Guarambaré, cada vez que veo estas casa hechas de cartón, plástico o sábanas se me encoge el corazón. Es en estas situaciones en las que te das cuentas de lo extremadamente privilegiados que somos por tener agua corriente a diario y comida asegurada en la mesa. Las casas no son seguras y suelen estar sucias. Familias de mas de 5 personas viven en espacios muy reducidos y no tienen nada.

¡Pero lo más sorprendente de todo esto es que son felices! Al verte llegar te abren las puertas de sus casas y te reciben con una sonrisa en sus caras. Te ofrecen agua y te hacen sentarte con ellos a charlar. Es un verdadero ejemplo de dignidad y una lección de vida. Supongo que en mi caso es aun más impactante por el hecho de que, si no hubiera sido adoptado al nacer, quién sabe si yo podría haber sido uno de esos niños de los asentamientos...

(Vivienda de uno de los asentamientos)

Creo que mucha gente tendría que venir a estos lugares para aprender a valorar todas las cosas que tenemos. No puedo evitar pensar en toda la gente que en España se queja de los recortes en sanidad y en educación cuando estas familias te piden que por favor les des un sistema de agua o les consigas un sistema sanitario... ¡Cuanto tenemos que aprender! Estamos demasiado bien acostumbrados.

Quiero hacer una mención especial a la familia Vila Mendoza. Una familia compuesta por los padres y... ¡12 hijos! Parece increíble que una familia tan numerosa y con tan pocos recursos subsista de una manera tan ejemplar como lo hacen ellos. La madre consigue que todos sus hijos colaboren con las tareas del hogar y la obedezcan a la primera. También cose la ropa que llevan sus hijos y, entre todos, construyeron los muebles que tienen en casa. Sin esa figura materna que impone disciplina y unos valores claros, nada de esto sería posible. Yo me quedé sin palabras al ver como funcionaba todo en esa casa. La madre daba ordenes a todos sus hijos y estos colaboraban sin rechistar. En tres minutos organizaron unas sillas y una mesa y nos enseñaron sus trabajos escolares. Muy emocionante y impactante experiencia.